En oncología, los traumatismos sufridos por la cirugía, con la extirpación del tumor o de los ganglios linfáticos, el uso del electrocauterizador o de colgajos musculocutáneos, la colocación de implantes, entre tantos otros, conducen a desequilibrios en nuestro sistema miofascial.

 

Aparecen entonces consecuencias importantes como las restricciones tisulares, adherencias, fibrosis, alteraciones de la sensibilidad, edemas o linfedemas. La rigidez y la restricción miofascial provocan posturas asimétricas y movimientos ineficientes que provocan dolor.

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Sabemos que la kinesiología oncológica trata las secuelas que se producen en este proceso a causa de la quimio, la radioterapia o la cirugía. Y la terapia manual es una de las tantas herramientas con la que contamos para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

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Esta especialidad kinesiológica brinda las herramientas necesarias para prevenir y tratar las diversas complicaciones derivadas de la quimioterapia, la radioterapia o la cirugía en algunos de los procesos oncológicos más frecuentes.